El armazón ya no te sostiene,
las hebras empapadas de perdón,
desbordan
en oleajes de ternura.
La búsqueda tiene un final apacible.
No se pueden reconstruir viejos jardines,
sólo encontrarás
la oscura sombra
de la hierba caníbal.
El néctar espera en tu mesa de luz.
Los sueños se desvían
hacia el final del arco iris.
Se elevan sin la ambición de rozar el cielo.
Fundan aldeas sin olvidar su estirpe.
Es tiempo de burlar al desencanto
y creer.