martes, 8 de julio de 2008

REVELACIÓN


Mi corazón se aturde,

la revelación penetró las grietas de la cordura.

Aletea descarriado, entre la inquietud y la demanda.

Se desploma con silencios de muerte

para resucitar en una cabalgata de latidos.

Esta extrañeza propaga gestos inexplorados.


Estoy juzgando a mi estrenada identidad en tus ojos.

Descubro tu prejuicio

y me exhibo

impúdica

frente a un sinfín de miradas anónimas.