¿Por qué creer en la palabra urgente
si la anarquía de ese cartel distrae
y la esquina retumba hasta empañarla?
Está en juego el credo y la herejía,
el equilibrio entre intención y levedad.
Es demasiado para librarlo a un suceso verbal.
Si la palabra resplandeciera,
si rugiera hasta ahogarse,
si al pasar reconstruyera sueños,
si pusiera en peligro a los inmunes
merecería ser
y librar su batalla.
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