Se vistió de espejos,
tacos altos
buscando distancia.
Rapó su cabeza
ocultando un sexo
demasiado tangible.
La muerte volvía a ella
como un boomerang.
Arrojándose a las vías,
el aullido del tren cayó su grito.
Nadie la vio,
sólo se vieron a si mismos.
2 comentarios:
y como siempre, ya era tarde
Gracias Carlos!!!!!!!!!
Al fín alguien entra por aquí.
Un besito
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